Malinowski lleva experimentando con la visualización de la música desde principios de los 70, cuando tuvo una alucinación en la que las notas de una partitura bailaban con la música. Su primeros ensayos de partituras visuales, en las que el eje vertical representaba el tono, y cada “voz” era un color, los hizo a mano pintando en un rollo de papel que iba desenrollando según sonaba la pieza.
La primera hecha con ordenador (un Atari 800) es de 1985; desde entonces ha desarrollado muchas versiones.
Estos musicogramas son muy interesantes desde el punto de vista pedagógico. Pues se trata de una herramienta visual que puede ayudar mucho a explicar a los alumnos más jóvenes, las reglas existentes en música, como la altura o el tono de las notas. Puesto que el lenguaje musical puede llegar a ser muy complicado y poco intuitivo en las primera etapas del aprendizaje musical, estos musicogramas puede ayudar a ver las composiciones musicales desde otro punto de vista más conceptual.
Últimamente han empezado a proliferar este tipo de representaciones visuales musicales de todo tipo de música, una de las que más me gusta y que da una idea aproximada de la tremenda complejidad armónica y rítmica a la que llegó el jazz son las partituras animadas de genios como John Coltrane o Miles Davies.
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